Con menos dolor en las piernas que hace dos días y algo de congoja aún en el corazón. 48 horas después de acabar el maratón de Coruña, aún sigo dándole vueltas a la cabeza para comprender y asimilar qué pasó.
Tres años después de mi último MAPOMA, decidí volver a la distancia de Filípides, pero esta vez en la segunda edición del maratón en Coruña. He vuelto a correr con cierta constancia, he programado mis entrenamientos y estoy siendo muy respetuoso con ellos, así que todo apuntaba bien.
Y ahí estaba yo, el 21 de abril a las 8:30 de la mañana, esperando que dieran el pistoletazo de salida para lo que iba a ser mi octava participación en la distancia. Después de un minuto de silencio en homenaje y recuerdo a las víctimas del atentado de Boston de hace seis días comienza la carrera.
Salida tranquila, muy tranquila. Aunque somos muchos (creo que 1000) no tiene nada que ver con esas salidas multitudinarias del MAPOMA. Enseguida se puede coger el ritmo.
Mi primera sensación es cuánto me pesan las piernas. Pienso en la tarde de ayer, visitando el acuario con mis hijos y mi mujer. Yo sé que lo lógico habría sido estar tranquilo, sentado, descansando, pero han venido a Coruña conmigo para disfrutar, y no les puedo negar esa visita a la casa del mar.
De todos modos, en un par de kilómetros he cogido un buen ritmo. Conforme al plan.
La primera mitad de la carrera transcurre con normalidad, aunque noto ciertas molestias en la pierna izquierda, a las que no quiero hacer mucho caso para no agobiarme. Si consigo conservar este ritmo acabaré en 3:30, ese es mi plan A, todo un sueño, aunque no olvido que lo normal es que baje en la segunda mitad, con lo cual tendré que pensar en el plan B, y si me voy a 3:40 pues tan contento, con tal de hacer menos del 3:43 que tengo en MAPOMA, yo feliz.
Comparto unos kilómetros con Pipe, de Esprintes Ourense, y con Sonia, de Lombis-Vigo, y un compañero suyo que ha venido a tirar de ella hasta la media. Al llegar a la media maratón el compañero de Sonia dice que nos deja.
Sonia me dice que va bien, pero que tiene ciertas moelstias que espera no le den guerra. “Vaya”, me digo, “todos andamos igual”.
 |
Foto cortesía Quique Blanco |
Y así llego al kilómetro 25, en el que empiezo a notar que necesito bajar el ritmo. La parte posterior del muslo izquierdo empieza a avisarme con unos pinchazos. No quiero ni pensar en que pueda llegar a dolerme más. Me despido de Sonia y le deseo suerte. Yo tengo que bajar, quiero llegar, y quiero llegar en condiciones. No tiene sentido forzar más.
En el kilómetro 28 empieza la tercera vuelta. Ya he dado dos vueltas al circuito, lo conozco, sé lo que me espera, sólo tengo que aguantar.
En el kilómetro 30 me doy cuenta de que estoy empezando a larvar pensamientos negativos. Sé que ya no voy a conseguir hacer 3:30, así que paso al plan B, pero también recuerdo que es el kilómetro donde tuve que abandonar en el maratón que corrí en 2008. Y sé que a partir de aquí, en cualquier esquina, en cualquier curva, en cualquier cuesta, se encuentra el hombre del mazo, dispuesto a darme un buen golpe y dejarme tirado en la cuneta.
Camino del kilómetro 34 hay un pequeño repecho, una pequeña cuesta, pero llego tocado, me empieza a doler el gemelo, la rodilla me avisa, se levanta viento en contra, aparecen más pensamientos negativos, me viene a la cabeza la idea de parar… NOOOOOOOO, me grito, SIGUE Y NO PARES.
Hago la subida de Riazor sin convicción, vencido mentalmente, cojeando. Y antes de llegar al 35 la pierna me dice que hasta ahí, que ya está bien, una mezcla de dolor, calambre, punzada, me recorre la pierna, desde el glúteo hasta la rodilla. Se acabó, ahora sí, tengo que parar un poco.
A partir de ahí, kilómetros eternos de dolor, de sufrimiento mental y físico, lágrimas, gritos…. Pero también la DECISIÓN de acabar. Ya que estoy aquí, ya que he llegado aquí, aguanto.
Alterno caminar con trote, cada vez que echo a andar hay alguien de la organización que me pregunta qué tal estoy. La respuesta es siempre la misma: JODIDO, PERO BIEN.
36. 37. 38. 39. 40…
Y 41. La llegada a este kilómetro cambia todo. No sé de dónde, pero salen fuerzas. Estoy “al lado” de la meta, a punto de acabar este sufrimiento, hay mucha gente animando, todo el mundo aplaude, grita, el calor humano es impresionante… y sobre todo, en cualquier sitio pueden estar Gloria y los niños. Hago el último kilómetro emocionado. En el kilómetro 42 hay una persona que me dice algo así como “ánimo, ya estás aquí, estos últimos metros son para disfrutarlos, son tus metros de gloria”. Y claro, le digo que sí, que son los metros de Gloria, porque a ella se los dedico mentalmente.
Y podría haber hecho mejor marca, pero ahí estaba ella, a 100 metros del final, así que me paré, le hice una peineta a la meta y le di un beso a mi mujer.
Y después ya sí, entré, con los brazos en alto.
3:54:55
Maratón, te he vuelto a vencer. De mala manera pero te he vuelto a vencer. Te he visto los colmillos, y me has golpeado con saña, pero te he vuelto a vencer. Estoy roto, pero te he vuelto a vencer. Amarga victoria, pero victoria al fin y al cabo.
Y por supuesto….
PENSANDO EN EL AÑO QUE VIENE

Los dos «gallegos» del C.A.R.Marisqueiro,minutos antes de la salida de la carrera (David izquierda,Roberto derecha)
¡Hola! Para mi esta carrera ha significado mucho por su importancia a nivel nacional como internacional; también por el día en que se celebra, ya que sería la última carrera del 2010.
Las horas antes de la salida por el cuerpo tenía un hormigueo. Nervios tal vez. El motivo no lo sé, por si podía llover, o bajar la temperatura mucho y pasar frío.
A las 16:30 me reúno con Papabaloo, para intercambiar impresiones y dejar constancia de que dos miembros del C.A.R. Marisqueiro participarían en la San Silvestre Vallecana Popular. Nos despedimos ya que cada uno de nosotros salíamos de distintos cajones.
La carrera empezaba a las 17.30. Yo calenté como 25´ antes de situarme en la salida, esperando al comienzo de la carrera. Estoy con dos compañeros del equipo Floristería Carmen Sío. Les saco unas fotos, nos deseamos suerte y quedamos en el punto de encuentro de la meta, ya que todos estábamos en el mismo hotel y cenaríamos juntos.
Se aproxima la hora. La gente ansía salir a correr: la mayoría con la camiseta conmemorativa de color azul, muchos disfrazados de todo tipo de personajes, pero todos con unas ganas locas de que den el pistoletazo de salida. Antes de que den la salida veo a mi alrededor. Es impresionante ver la cantidad de gente que participábamos… unas 35.000 personas.
Las 17:30. Salimos. Tardo como un minuto en cruzar la salida. Allá vamos. Empiezo a trotar pero con mucha dificultad, ya que mucha gente de delante va a disfrutar y hacer disfrutar a los demás (sobre todo los disfrazados). Los primeros Km. el ritmo es lento pero a partir del tercero me embalo en dirección a Puerta de Alcalá. A ambos márgenes de la calle la gente nos animaba, aplaudiendo y gritando.
Llegando a la Puerta de Alcalá me encuentro con uno de los chicos del Carmen Sío. Voy con él unos Km. Vamos aplaudiendo a la gente que nos anima. Pasamos por la Puerta de Alcalá, Cibeles, Neptuno y Atocha, donde dejo atrás a este gallego del Carmen Sío. Ya quedaba poco, la parte más dura pero a la vez la mas entrañable ya que nos acercábamos a Vallecas. El ambiente en la calle sufrió un cambio radical, pero para mejor.
Mucha gente en la calle. Se estrechaba el pasillo por veces. La multitud nos gritaba, aplaudía, nos tiraban confeti, espuma, y en el 8 y medio nos esperaba un grupo de animación. ¡Cómo tocaban! Todavía recuerdo cómo se me puso la piel de gallina. Vamos, que a partir de ese momento a tope, ya que se tenía más campo para correr.
La llegada a meta increíble. Aunque acabe en subida y con curva, la gente seguía animando como si fueras el primero en cruzar la meta. Mi tiempo neto final fue 42´50 ´´, mi mejor marca en 10km.
Recomiendo participar alguna vez en tan prestigiosa carrera, tanto quieras correr como ir a pasártelo bien.
El club, C.A.R Marisqueiro conjuntamente con la AEV (Asociación de empresarios de Valença) y con la colaboración de la Camara Municipal de Valença, tiene el gusto de invitaros al I Cross Volta a Fortaleza que se celebrara el día 20 de febrero a las 10h (hora portuguesa)
Vídeo promocional do I Cross Volta á Fortaleza (Valença)
El circuito de la carrera, discurre en su totalidad por los alrededores de la fortaleza de Valença, constando de 3 vueltas con una distancia de 8500m.
El circuito discurre por varios tipos de terreno: adoquinado, césped y una subida espectacular con pequeños escalones, lo que hace del circuito un recorrido técnico y divertido.
Si queréis ver un reportaje completo del recorrido no tenéis más que pinchar aquí.
Fotografía aérea con el recorrido y los puntos kilométricos
Para inscribiros, solo tenéis que entrar aquí.
Con el fin de que los atletas y acompañantes que asistan a la prueba conozcan un poco más el municipio de Valença, por la tarde se realizará una visita guiada por el interior de la fortaleza.
Cartel publicitario do 1º Cross Volta á Fortaleza
Reglamento:
- La salida y llegada se harán junto a “Portas do Sol” en la fortaleza. El inicio será a las 10.00 (hora portuguesa) 11:00 (hora española).
- Los atletas se deberán situar en la zona de salida 10 minutos antes del inicio de la prueba.
- El recorrido se desarrollará sobre un circuito con piso básicamente de piedra (unos 2.000 m.) y hierba (el resto del prueba, unos 6.500 m.) por lo que no es aconsejable el uso de zapatillas con clavos. La organización no puede garantizar la cobertura en todo el circuito. Los miembros de la organización se reservan la posibilidad de descalificar de la prueba a cualquier participante si consideran que la condición física o su actitud así lo hiciera preciso Los participantes están obligados a informar de su abandono en el control de llegada.
- Está rigurosamente prohibido el acompañamiento de los participantes mediante el uso de cualquier vehiculo de apoyo. La inobservancia de esta norma implicará la descalificación de los atletas acompañados.
- Existe un avituallamiento líquido intermedio. Se dispondrán unos contenedores hasta 200 metros después del mismo para que los atletas depositen en ellos las botellas vacías, con el fin de no ensuciar la zona que rodea la muralla que es un monumento histórico.
- Todos los participantes deberán llevar el dorsal en un sitio visible hasta el final de la prueba, siendo descalificado el corredor que llegue a meta sin dorsal.
- El control de llegada cierra a las 12:00 h (portuguesas 13:00 h. españolas)
- La inscripción tendrá un coste de 3,5 € y el plazo par la misma va desde el 1 de enero hasta las 23:59 h. del día 17 de febrero. La misma podrá realizarse desde este enlace. La edad mínima es de 18 años cumplidos el día de la prueba. La organización puede pedir la documentación al atleta para verificar los datos. No se admitirán inscripciones el día de la prueba ni la participación de atletas sin dorsal. Recogida de dorsales: El mismo día de la prueba junta a la salida entre las 8:00 y las 9:45 (h. portuguesa) o entre las 9:00 y 10:45 (h. españolas)
- Trofeos: Recibirán trofeo los 25 primeros clasificados de la carrera. Trofeos especiales para las 3 primeras mujeres y 3 primeros hombres. No habrá premios por categorías. Los premios no son acumulativos, recibiendo siempre el de mayor categoría.
- Cualquier tipo de reclamación deberá ser realizada inmediatamente después del término de la prueba, para no interferir en el desarrollo de la misma, siendo necesario justificar documentalmente la edad y condición del atleta para poder acceder a los premios.
- En el polideportivo municipal, los atletas dispondrán de vestuarios y duchas (ver localización)
- La organización no se responsabiliza de los daños físicos, morales o materiales que pueda provocar esta carrera. 13. El desconocimiento de este reglamento, no exime de su cumplimiento. El no cumplimiento del presente reglamento, implica la descalificación del atleta, al igual que todo aquel atleta que no complete la totalidad del recorrido, circule fuera de los caminos marcados, no mantenga una actitud de respeto con el medio ambiente y los miembros de la organización, tire las botellas fuera de los contenedores preparados a tal efecto o no cumpla con su deber de auxiliar a un participante que así lo solicite.
- La entrega de trofeos se realizará a partir de las 12:15 h. (portuguesas) 13:15 h. (españolas) delante de a la Cámara Municipal de Valença. En caso de que las condiciones meteorológicas no sean las adecuadas la organización indicará un recinto alternativo para realización de la misma.
Por toda la Península se cierra el año atletico con una San Silvestre que para muchos corredores tiene más bien caracter de reunión deportiva para pasar un buen rato con los correlegas que la típica lucha contra el crono.
Curiosamente, y gracias a la San Silvestre de Porto, hemos podido participar en una San Silvestre antes de que llegue el 31 de diciembre. No solo es tradición que dicha carrera se celebre unos días antes de fin de año, tambien es tradición que tanto la carrera como la caminata cuente con una buena representación del C.A.R. Marisqueiro.
Buena parte del equipo pasó el dia entero en Porto.
Mi caso sin embargo fue todo lo contrario – despues de dos intentos fallidos por lesiones/enfermedades (Maratón 2009 y MedioMaratón 2010), la tercera fue la vencida y finalmente pude debutar por las calles de Porto.
La carrera en si, cuenta con una distancia de 10km con un perfil bastante peculiar para tratarse de una carrera de centro de ciudad.

Se trata de un recorrido de 5km al que hay que dar 2 vueltas. Saliendo de la bonita Plaza del Ayuntamiento, se sube los primeros 2,5km practicamente sin parar, para luego, y durante la misma distancia, correr de vuelta a la Plaza cuesta abajo con unas «puntos» de desnivel a veces algo bruscos. Se pasa por meta con una espectacular recta/contrarecta final y luego lo mismo de nuevo.
Yo personalmente no se que castiga mas las piernas, el largo ascenso o lo de ir frenando en las bajadas para no arriesgar una caida dejandose la dentadura en el asfalto….
Una hora antes de la carrera, unos 1500 atletas iniciaron la caminhada de 5km que, por lo que me comentaron, debería ser muy parecida a la vuelta de la carrera. Entre el pelotón destacaba la presencía de Pili, Andrea, Yolanda y Rubén.
Los andarines en acción
Luego, a las 19:30 tocó el turno de los corredores. Dada la gran cantidad de corredores (aprox. 2500), la salida se hizo muy espesa, de hecho mi grupo de combate (Antonio, Óscar y servidor), que salimos bastante atrasados, tuvimos que parar dos veces durante el primer km por el estrecho camino y la caótica salida, nos encontrabamos, de repente con un muro humano en el camino.
Óscar, servidor y Antonio, justo antes de iniciar la salida
Sinceramente, por mucho caracter de reunión que puedan tener esas carreras de final de año, eso de tener que parar en plena carrera porque hay mas gente (lenta) delante de uno que espacio disponible para poder adelantarles no mola demasiado.
Mas o menos a partir del km 3 pude empezar a correr sin problemas – lo malo es que con tanto barullo había perdido a mis compis. Luego me comentó Óscar que estaba siempre unos metros detrás de mi pero a pesar de haberme girado para buscarles cada dos por tres, ya no los veía hasta llegar a meta. En el km 6,5 alcanzo a Linkin, que como profesional de carreras, fue mas pillo a la hora de colocarse en la salida, evitando los parones que sufrimos los amateurs.
Ramiro, Pancho y Cacho a punto de «volar» sobre el asfalto de Porto.
Finalmente, valió la pena la pequeña excursión hacía el norte de Portugal. Los pequeños fallos de la organización han sido recompensados con un bonito y particular recorrido y, sobre todo, por el gran ambiente que hubo gracias a las númerosas personas que se acercaron al recorrido para animar a los corredores.
Muito obrigado!
Michael 29/12/2010
Podo prometer e prometo que levaba tempo desexando correr esta carreira. Para ser máis exactos algo máis dun ano. Dende que elexín correr en Porto en troques de facelo en
Bilbao que lle tiña moitas ganas… e por desgraza vou seguir téndollas cando menos un ano máis.
O adestramento non foi tan serio e racional como o que me levou a maratona de Madrid, pero tampouco estaba tan mal de forma. Como moito podo decir que me pasei f
acendo o burro polos montes de Chandrexa de Queixa e que iso me producíu unha pequena lesión no sóleo da perna esquerda.
Unha semana antes tiven un trancazo, pero a base de ibuprofeno, paracetamol, xarope para a tos e moita auga conseguin recuperarme para esta proba.
O que peor fixen foi agardar a que fallaran dúas semanas escasas para mercar unhas zapas novas… e inda por enriba mércoas con control de pronación… o que seguramente faría a adaptación ainda máis duradeira. Como a verba non é un ben escaso no meu repertorio lingüístico decidín tentar unha adaptación express… usaba as zapas novas para traballar, para andar por casa, para adestrar… faltoume ir con elas á BBC (ós banquetes, ás bodas e ás comunións).
¿Qué pasou? Que levaba unha semana con molestias no entorno do xeonllo e o día anterior á proba tiven que voltar do traballo a casa para cambiar o calzado, xa que non aguantaba coa dor. O problema foi que agardei demasiado a tomar esta decisión, como logo puden comprobar na miña propia pel.

O día da carreira todo parecía conxugar a verba «éxito» xa que a temperatura era moi agradable (durante a proba oscilou entre 16 e 17º), nen chovía nen semellaba ter ganas de facelo, a brisa era moi doce, os ánimos inmellorables e o ambiente de festa vivíase pola cidade.
A feira do corredor era, por decir algo, absolutamente testemuñal (como que era máis pequena que a da MM Sportzone) e feita nunha carpa inchable. Nembargantes a zona de saída levaba horas ou incluso días sólidamente preparada. A bolsa do corredor tiña, aparte dos imperdibles, o chip, o dorsal e unha brida, unha mochila bastente chula e práctica. Noutro posto caeron tres revistas de deportes (unha de atletismo, claro) e pouco máis.
Baixoume un amigo ao centro a iso das sete e media coa intención de aparcar perto da chegada. Quedamos en que, cando eu rematara, voltaría ó mesmo lugar para levarme á súa casa. Mentres eu facía a carreira él vería a saída e logo voltaría coas mulleres e cos nosos fillos respectivos. Tempo tería de sobra, segundo as espectativas iniciais, ata as 12:30 horas da noite en que, como moi cedo, estaría chegando á meta.
Sobre as 20:30 comezo a estirar e quentar pola beira da ría do Nervión. Nada máis comezar noto que o xeonllo non vai ben e dame a sensación de que sufrirei algo ata que quente (sobre o km. 6, como me pasara nos derredeiros adestramentos pero calara) e deixe de molestar. O que non teño tan claro é se aguantará tantos km. xuntos. Xa veremos.
Faltando dez minutos achégome á banderola que marca as 3 h. 30′ (o meu obxectivo ideal) e poso para a foto. Un pouco máis adiante unha parella está disfrazada de peluche… ¡¡menos mal que só van facer a media maratona!! O ambiente é insuperable, pero chega a hora en non saimos. Pitidos. Pasan os minutos. Berros. Máis tempo. Abucheos. Por fin dan a saída con 12 minutos de retraso. Bengalas nos primeiros metros do percorrido e fogos de artificio un poucou máis adiante, nunha ponte que esa mesma noite sería fundamental para min: a
pasarela peonil Padre Arrupe.

O primeiro km. faise imposible adiantar, así que disfruto do momento, da noite, do ambiente, dos berros e ánimos dos familiares e amigos. No segundo kilómetro xa se corre abondo e comezan as dores na perna esquerda, pero confío en que sobre o sexto me deixen tranquilo. Pasamos a Gran Vía arriba e abaixo, abarrotada de xente. Da gusto correr con este ambientazo. O ritmo alegre, sobre 4′ 35»/km., faime pensar que haberá que ir baixando pouco a pouco a un paso máis razonable, pero xa estamos baixando cara á bocana da ría e todos o santos axudan. No sexto kilómetro paran, efectivamente, as molestias na perna esquerda, así que todo vai vento a favor.

Chegando ao km. 11,5 voltan xa as lebres que van diante de todo (eles levan xa case 17) e un pouco máis adiante crúzome co famoso
Patxi Ros «o nudista» (do que xa oíra falar cando fixen a Behobia-Donostia e que da nome á famosa
carreira nudista da praia de Sopelana) que o ano pasado rematou a primeira edición desta maratona en nada menos que 3h. 04′ (posto 81), e que esta vez corría en compañía. Outro detalle curioso foi o dun corredor que fixo toda a carreira disfrazado de «Spiderman» con carapucha incluída… hai polos opostos.
Todo ben á volta ría arriba e ata pasada a media maratona, outra vez no Guggenheim. Aquí se queda máis da metade da xente e, de súpeto, quedamos só os elexidos para a gloria… ou a derrota.
A subida do km. 22 fíxose máis dura que cando era a do primeiro, pero nada facía presaxiar a catástrofe. Proba superada. A Gran Vía de novo, pero esta volta considerablemente máis valeira, axudou a recuperar forzas. Nembargantes, no km. 26, a carón do Parque de Dª Casilda Iturrizar, tiven que parar a estirar porque as dores voltaran á miña perna esquerda. Volto á carreira e a costa abaixo facilita a reincorporación. No km. 27, vexo que non vai nada ben a cousa e que pinta bastante negra, pero ainda non penso no abandono, e iso que estou a un paso da zona de meta.

De súpeto escoito detrás miña decir; «Olha. Montepío!». Volto a cabeza e miro a dous homes, un deles evidentemente é portugués porque leva as cores da súa bandeira na camisola. Dígolle que, en efecto, é o Montepío que coñecen. Pregúntanme que de ónde son e dígolles que de Vigo. Alucinan un pouco e comento que ademáis levo tamén comigo os restaurantes «Filha da mae preta» e «Peza Arroz» da Ribeira do Porto. Os seus ollos son coma pratos pero respostanme que eles son de Porto e coñecen o lugar. Seguen adiante e comentan que pretenden facer 3 h. 30′. Desexanme sorte e boa viaxe de volta. Contestolle que o mesmo para eles (por si acaso). Xa sei que eu non vou chegar no tempo previsto, pero ainda penso en chegar.

Pasamos de novo a ría pola
Ponte do Areal, a carón do
Teatro Arriaga temos isotónicas outra vez. Ainda sorrío e vou chocando mans de nenos e nenas de cando en vez (levo chocado centos de mans en algo máis de dúas horas, como comenta o animador e Dj. que hai nesa zona) pero no km. 29,5 teño que volver a parar para estirar. As dores son cada vez máis intensas e comezo a dubidar sobre cómo rematarei a proba.
Volvo, despois duns minutos, a renquear pola marxe dereita da ría, por diante do
Concello de Bilbao e non vexo o seguinte momento de parar. Pola miña cabeza xa madura a idea do abandono e ollo con avidez a ponte
Zubizuri do famoso e polémico arquitecto
Santiago Calatrava. Avanzo malamente 500 metros e volvo a parar.

A perna dereita non ten problema, pero a esquerda semella un «
colgajo» que vai porque non lle queda outra. Atópome en terreno illado e teño que seguir, cando menos, ata a pasarela peonil que une a
Universidade de Deusto (marxe dereita) co parque que hai diante da
nova biblioteca da mesma (marxe esquerda) do prestixioso
Rafael Moneo. Chego ata ela e cruzo a estrada cara á ría. A xente que hai perto da pasarela anima aos corredores que seguen pasando. Eu avanzo case entre bágoas e subo como podo, pasiño a pasiño, chanzo a chanzo.
Vexo a hora e calculo que, indo con moita calma xa que pouco máis vou poder facer, ainda teño 50 minutos ata que me veñan recoller e probablemente me colla o frío. Así e todo non me queda outra saída que abandonar. Seguir podería acarrear a rotura dalgún tendón ou un desgarro muscular e iso son moitos meses en dique seco. Como dí a frase que
atribúen a
Maurice Maeterlinck «
El dolor es inevitable, el sufrimiento opcional«, así que eu opto por un futuro non demasiado lexano correndo a cambio dun presente triste e intelixente.

Chego á zona de meta e pído auga (aclarando que me retirei) e danme unha bolsa completa (mazá, auga, isotónica, ensalada de lata, brik de caldo, bocata, cereais… ¡¡mimadriña!!) e ofrecenme unha medalla de «Finisher» que inicialmente rexeito. Pensoo mellor e acéptoa como regalo para os meus fillos e como recordatorio para que o vindeiro ano non esqueza que teño unha cita ineludible coas rúas desta fermosa e acolledora cidade do norte.
Os primeiros 20 corredores xa chegaron e síntome fora de lugar. Baixo a cabeza e busco o camiño de volta ó punto de encontro. Pola rúa unha muller duns 70 anos que vai co seu home do brazo pregúntame asombrada se xa rematei. Confeso que non; que a perna esquerda pedíu papas e que outra vez será. Desexanme moita sorte e penso que non estivo mal a experiencia e na amabilidade do pobo vasco. Chego ao punto de encontro con 20 minutos de adianto e comezo a estirar. En 10 minutos vexo o coche do meu amigo e cando me asomo á ventá para falar con él a miña perna esquerda ten espasmos que non controlo. Abrígome e, co rabo entre as pernas, volto a casa con máis sede que fame, con máis cansanzo que se tivera rematado a carreira. ¡¡¡¡O que fai a adrenalina do éxito!!!!

Os meus «amigos» portugueses tampouco conseguiron o seu obxectivo. Así e todo, chegaron moi contentos. Cun pouco de sorte poden volver a intentar o asalto ás 3h. 30′ en Porto dentro dun par de semanas.
Fotos: todas obtidas da web da propia carreira.