Seleccionar página

Persiguiendo sueños (1)

Persiguiendo sueños (1)

 

En este equipo no hay personalismos, todos somos iguales y tan importante es alguien con 2:40 en maratón como alguien que pasea los domingos y cierra clasificaciones.

No obstante, siempre hay alguien que marca e imprime carácter, alguien al que todos estamos agradecidos y del que nos sentimos orgullosos de poder llamarle amigo.

Esta serie de publicaciones que iniciamos hoy no es un homenaje, es simplemente nuestra manera de desearle lo mejor en esa aventura que inició hace 10 años, un sueño que, como siempre nos recuerda en sus crónicas, no para de perseguir.

Iniciamos pues, como recordatorio y dosis energética, la reedición de las crónicas que nuestro Presidente Pancho ha ido escribiendo a lo largo de estos 10 años como maratoniano de Majors. 5 publicaciones de aquí al 1 de marzo, cuando esperamos que nos mande la sexta crónica de su sexto y definitivo Major en Tokio.

Suerte y fuerza, Presi.

Persiguiendo (y alcanzando) sueños

 

New York 2010

Un sueño en New York

El 7 de noviembre de 2010 estaba marcado en el calendario desde finales del año pasado. Junto a mi compañero Mincha (Fernando Abreu) me propuse recorrer las calles de Manhattan participando en el más mítico maratón del planeta. Preparar la distancia realizada por el legendario Filípides lleva su tiempo e inscribirse también requiere una antelación prudencial (la demanda es muy superior a la oferta y hay dos vías para conseguirlo: acreditar marca mínima en los últimos 12 meses o entrar en un sorteo).

Se trata de una prueba que supone un importante sacrificio en tiempo y esfuerzo. Esta era la 5ª vez que afrontaba los 42,195 m. Por primera vez seguí un plan de entrenamiento de 17 semanas con la ayuda de otro compañero de equipo y entrenador, Igor (Pedro Gonçalves). Supuso acumular 90 entrenos con una carga de trabajo que fue incrementándose paulatinamente y que me llevó a llegar en óptimas condiciones para el día D. Hasta el punto que el objetivo inicial de 3 horas 15’ me parecía bastante factible y soñaba con las 3 horas 10’.

Por supuesto todo con la debida cautela que supone afrontar una distancia de fondo y la multitud de factores que pueden influir en el rendimiento puntual el día de la prueba. En este sentido el maratón puede resultar muy canalla ya que poder resarcirse de unas circunstancias adversas requiere el paso de varios meses para permitir al cuerpo una recuperación adecuada y su consiguiente nueva preparación.

En este caso tenía como novedad añadida la larga distancia que separa Galicia de New York con los dos vuelos que había que coger con una escala en Barajas. Nos decidimos por desplazarnos el viernes 5 de manera que el día previo a la carrera fuimos a la feria del corredor a recoger el dorsal, comprobar el perfecto funcionamiento del chip, ojear entre la amplia gama de productos desde textiles hasta alimentación que existían y como no, comprar algunas prendas. La bolsa del corredor que te entregan lleva cosas varias. Productos cedidos por casas publicitarias, desde barritas energéticas hasta una camiseta conmemorativa de manga larga bastante lucida.

La ciudad vive con gran entusiasmo el maratón. Toda persona que se entera que vas a correr al día siguiente te desea buena suerte.

Llámese inquietud, nerviosismo, excitación. La cuestión es que normalmente la noche anterior suelo dormir poco y ligero. En esta ocasión había que levantarse a las 3:45 para coger el metro, luego un ferry y después un autobús. Faltando 3 horas para el pistoletazo de salida ya nos encontrábamos en el recinto de espera, situado al aire libre. El día amaneció sumamente frío e intentamos combatirlo como buenamente pudimos haciendo acopio de un café y algo de comer ofrecido por marcas patrocinadoras. Además llevamos ropa vieja que dejaremos cuando empiece la fiesta y que será recogida por una ONG para repartir entre los necesitados.

Acciones rutinarias típicas antes de ponerse a correr son intentar descargar el cuerpo de lastre y estirar. En lo que no cumplimos con el guión previsto fue en calentar. A las 8:30 dejamos en el guardarropa la bolsa en la que dejas la vestimenta con la que abrigarte al terminar y nos encaminamos a la zona asignada por la organización para la salida (en el argot conocido por cajón) y que se organiza en base a los tiempos acreditados por los corredores. A diferencia de otras ocasiones ese lugar es transitorio de manera que faltando sobre 45’ un cordón de voluntarios nos fue encaminando al pie del puente del Verrazano. Tiempo tuvimos pero espacio para trotar no. Lo máximo que logramos es realizar estiramientos.

Sabíamos que nuestro cajón, el número 2, nos permitía salir adelante pero no pensábamos que tanto. Tardamos escasos 6’’ en atravesar la línea de salida. Algo increíble en un evento que reúne a más de 45.000 personas. Antes del pistoletazo que te indica que la fiesta ha empezado escuchamos el himno estadounidense.

Escucho a Fernando “dale caña” y como un resorte me dispongo a coger un buen ritmo. Nosotros salimos al lado izquierdo de la mediana del puente. La élite sale por la derecha y unos metros atrás (se debe a que el circuito en los primeros Km va separado y los de la derecha hasta volver a confluir recorren unos metros de menos que se compensan en la línea de salida). Cuando llevo escasos 300 metros pasan por mi derecha los llamados a conseguir la gloria y ya tirando del grupo una leyenda en activo de este deporte: Haile Gebrselassie.

Salgo a un ritmo más fuerte de lo previsto y al terminar el puente y entrar en Brooklyn me desembarazo del chubasquero y el forro polar y me quedo en ropa de faena. Las piernas y hombros los noto rígidos pero como de pulsaciones voy bien decido seguir con el ritmo que me marca el reloj. A veces miro para él pensando si estará fallando porque estoy haciendo parciales por debajo de 4’20’’/Km y me pasan bastantes atletas. El ambiente es inmejorable con gran cantidad de gente en las aceras animando a los corredores y cada pocos metros grupos de música amenizando la fiesta.

En el Km 13 enlazo con un compañero de A Coruña que pretende hacer 3 horas. Me dice que prefiere ser cauto en los primeros Km. Comentamos el ambiente increible que estamos viviendo. Paulatinamente mi acompañante aumenta el ritmo y en el 17 decido no seguirle. No me quiero cebar.

La maratón está perfectamente organizada y un gran número de voluntarios nos ofrecen agua o bebida isotónica cada pocos Km.

Poco antes de cruzar el puente Pulaski paso por la media en 1 hora 33’ 18’’ (media sobre 4’22’’/Km). Si consigo mantener este promedio haría 3 horas 6’… pero el maratón solemos decir que no empieza hasta el Km 30 y además las sensaciones siguen siendo de agarrotamiento muscular. Me animo pensando que es algo temporal, que lo importante es que las pulsaciones indican que voy bien.

Atravesado el puente entramos en Queens. Es el tramo menos entusiasta del trazado desde el punto de vista de la animación. Y de repente mi ritmo se resiente y se acercan a 4’45’’.

En el Km 24 atravesamos el puente de Queensboro que nos lleva a Manhattan. Sus dos Km de longitud se me hacen durísimos y mi ritmo cae hasta 5’40/Km. Es un tramo en el que se junta el gélido ambiente (los puentes son las únicas zonas del recorrido en los que no hay personas animando, con el cansancio y el perfil arqueado de la estructura que atraviesa el East River. Es un contraste maravilloso entre el silencio que te acompaña al cruzar el río con el griterío con el que te recibe el gentío al entrar en la Gran Manzana. Resulta como un subidón de adrenalina que me ayuda a recuperar el ritmo de 4’45’’ durante el trascurso por la First Avenue. Con todo, la cabeza quiere pero las piernas no responden. Cada Km que pasa el tren inferior va más cargado.

En el Km 31 llega el siguiente puente, el de Willis Avenue, que comunica Manhattan con el Bronx. Por este barrio se corre escasos 2 Km porque se enfila el puente de Madison Avenue que te vuelve a llevar a Manhattan. A estas alturas de la carrera soy consciente que no lograré bajar mi marca personal. Ya no soy capaz de bajar de 5’00/Km y mi pensamiento se centra en mentalizarme haciendo progresivamente la cuenta atrás de los Km que quedan. Pese a los ánimos de la multitud las piernas no quieren. Son como palos rígidos. Lo peor está por llegar en el Km 39 cuando el isquio de la pierna derecha me pega un latigazo que me deja la pierna en el aire. Me tiro al suelo y me pongo a estirar. Al incorporarme compruebo que sigue igual. La frustración me asalta en ese momento. Me tiro al suelo nuevamente y pienso que me tengo que retirar a falta de tan poco. Del público sale un “ángel de la guarda” que me ayuda a estirar. Vuelvo a intentarlo y por lo menos veo que puedo correr con dificultades. Esta es la parte más bella de la carrera. Ya estamos en Central Park y la gente animando está abarrotando ambos márgenes de la calzada. En el Km 40 me paro en un puesto de asistencia sanitaria y me masajean las piernas. Tras unos minutos me dispongo a emprender la marcha y tengo la sensación de que mi musculatura puede romperse en cualquier momento si sigo corriendo. Analizo friamente la situación: si sigo corriendo puede producirse una rotura muscular y el peor enemigo de los atletas en forma de lesión y la inactividad que conlleva en las siguientes semanas. Decido ir andando hasta los últimos metros.

Entre el gran número de corredores me pasa Mincha animándome a seguirle pero la decisión está tomada. En los siguientes dos Km mi ritmo supera los 11’/Km.

Cuando atisbo la línea de meta decido entrar trotando. Finalmente son 3horas 34 minutos y 55 segundos de tiempo oficial.

 

Una marca lejana de mis intenciones pero estoy feliz y es que superar el maratón es una victoria.

Traspasada la línea me dan la medalla y una mantita que se agradece porque el día sigue estando muy frío. Me queda una larga caminata hasta nuestro camión guardarropa (desventajas de estar en el 2º cajón. Voy superando furgón tras furgón y corredores que en ocasiones están bastante peor que yo. Desafortunadamente nuestro furgón tiene una cola importante y toca seguir sufriendo la dura climatología. Finalmente Mincha y un servidor conseguimos abrigarnos y estiramos un poquito y nos hacemos una foto para la posteridad.

Ahora toca descansar, pero poco porque el 6 de marzo tengo una cita con el maratón de Barcelona y en diciembre habrá que empezar la preparación.

Dedicado a mi entrenador, a los seres queridos que ya no están, a mis hijas y sobre todo a mi mujer.

 

El Maratón caótico

 Por Pancho

Cuando en junio me inscribí en el maratón de Valencia lo hacía con la ambición de intentar hacer MMP. Venía de tres semanas de descanso, tras hacer una gran carrera de San Xoan, consiguiendo rodar a 3’40’’/Km. Era normal la ilusión porque, como guinda, resulta que nos llevaría de liebre del grupo de entreno al míster Carlos Adán. Pero las cosas no siempre salen como uno tiene previsto.

Con un grande

La planificación se hizo a largo plazo, con 20 semanas de trabajo. Ya de entrada vino el primer revés. En las primeras semanas los entrenos salían con mucho esfuerzo, me sentía cansado, mismo los rodajes me costaban y al acabar la sexta semana me dije “esto no es normal”. Decidí hacerme una analítica y lo que había era una anemia. Así que la séptima semana hubo cero Km y empecé a tomar la suplementación que permitiera equilibrar los valores de mi cuerpo. Con la esperanza de que aún quedaban 13 semanas.

Hasta el 1 de diciembre fui mejorando mi estado de forma. Aunque no conseguía estar a la altura de mis compañeros en las series y tampoco iba cómodo en los largos, cumplía con los tiempos objetivos. Mismo los rodajes notaba que no estaba al nivel adecuado. Aún así seguí trabajando por intentar reducir la distancia que me llevaban mis compañeros, siempre animado por el míster.

El último revés fue 10 días antes de la carrera cuando cogí un resfriado. En mi caso un resfriado conlleva un proceso alérgico asociado a una rinitis alérgica.

Dadas esas circunstancias sabía que era francamente difícil bajar de 3 horas (el reto de MMP estaba claro que estaba lejano) y mis expectativas estaban en hacer 3h 02’ – 3h 03’. Iba a salir en el grupo del míster y si no aguantaba el ritmo pues a por esas 3 horas escasas.

El viaje a Valencia fue accidentado. Salía el vuelo de Peinador en la noche de viernes pero solo llegar al aeropuerto nos avisan que nos llevarán en autobús hasta el aeropuerto de A Coruña por problemas con la nieve. Total que llegamos al apartamento en el que nos alojamos a las 3 de la madrugada. Compartía estancia junto a las nécoras Jose Antonio Rodríguez, Cristian Valencia y Maikel Patino.

La mañana del sábado la dedicamos a analizar el tiempo que nos lleva llegar a la zona de salida, recoger el dorsal, visitar la feria del corredor y comer en la paella party, las típicas fotos del CARMA grupo… Para mi gusto ya anduvimos y estuvimos de pie tiempo de más.

La tarde la pasé descansando en el apartamento y preparando las cosas para el día siguiente. Solo en la tarde noche salí con los compañeros a tomar una birra en una terraza en el barrio, acompañados de unos amigos valencianos de Jose Antonio y la hermana y unas amigas de Maikel.

El inicio del maratón tampoco estuvo exento de sobresaltos. El plan previsto era llevar como liebre al míster Carlos Adán pero tuvo problemas para llegar. Así que comenzamos la carrera “descabezados”. Es un decir, porque en el grupo estábamos gente experimentada. Simplemente un pequeño revés. Salimos en grupo Jose Antonio, Maikel, Fran Lago y servidor. Voy bien. 4’19’’ el primer Km (normal con los atascos de salida), 4’07’’, 4’10’’. Notamos en los primeros Km que la humedad es alta. Llevamos pocos minutos y estamos empapados.

Nos coge Javi Conde, quien toma el relevo de la función del míster. Voy bien y Fran Lago nos saca escasos metros. En el cuarto Km (4’11’’) nos coge el míster. Le señalo donde está Fran y como ve que nos lleva Javi se va a guiarlo.

En esta fase de la carrera sobrepasamos al cocinero marido de la Pedroche y va Maikel y le extiende la mano con un ¿Qué tal cocinillas? David Muñoz casi lo fulmina con la cara que le puso jajaja.

Hasta el Km 13 todo va sobre los previsto, me siento cómodo y salen parciales para realizar el sub 3 (4’12’’ – 4’14’’ – 4’09’’ – 4’11’’ – 4’11’’ – 4’12’’ – 4’16’’ – 4’09’’ – 4’14’’). Pero al llegar al tercio de carrera me pega el bajón. En los cuatro siguientes Km me noto más pesado (4’18’’ – 4’21’’ – 4’19’’ y 4’25’’). A estas alturas engancha Cristian al grupo (al poco de comenzar la prueba decidió ser reservado) y le comento a los compañeros que tiren. La reacción de Javi es aminorar para que tome aire. Yo le digo que Cristian aún no es sub 3 y que tire con él. Con lo que no contaba es con que el “pesado” de Maikel se quedara conmigo. En los siguientes Km le insisto que se vaya que yo voy bien pero no hay manera. Una pena porque estoy seguro que estaba para bajar de 3 horas…

Mentalmente cambié el chip, aunque Maikel intenta tirar de mí, veo que el ritmo objetivo para a ser 4’25’’ – 4’30’’. Mentalmente hago cábalas y me digo que el reto es llegar en 3h 10’ – 3h 15’. Siguientes parciales 4’21’’ – 4’19’’ – 4’25’’ – 4’18’’ – 4’23’’ – 4’26’’ y 4’23’’. Pasamos la media en 1h 30’30’. Las sensaciones no mejoran el los siguientes Km y los parciales se resienten (4’31’’ – 4’30’’ – 4’35’’ y 4’34’’). Aún hay quien va peor, caso de Cristian que prácticamente va parado. Cerca del avituallamiento del Km 25 pillamos a Fran Lago. Va a ritmo trotero. Le decimos que nos quedamos con él con la esperanza de que reavive el ritmo. En el avituallamiento, al beber, pillo un flato agudo. Me tengo que parar porque no doy respirado corriendo. Maikel, mi fiel escudero, se para. Pasado medio minuto puedo reanudar la marcha. Fran sigue muy tocado y lo cogemos al Km siguiente. A partir de ahí la carrera va a ser un calvario. A Fran le ha dado un corte de digestión, le cogió frío en el estómago (fruto de estar empapado y cierta brisa que se levantó que en tramos en sombra). Hasta meta será un continuo correr y andar. Ya da igual el crono, lo que nos importa es acompañar a Fran.

Destacar en el Km 35 una animadora de verde, la “pumuki” jajaja. Pasamos a su lado andando y viendo cómo iba Fran le empieza a animar y este sin inmutarse. Entonces sube una fase en la animación y le empieza “te quiero, te quiero”. Entonces Fran se pone a correr no fuera a ser que la cosa aún fuera a más jajaja.

Los últimos Km el recorrido está petado de gente. En los tramos que vamos andando non paran los vítores para que por lo menos trotemos.

En fin, así de canalla es el maratón. Fran era el que en mejor forma llegaba del grupo de entreno. Durante unos cuantos largos dominicales en los que yo sufría allí estuvo arropándome, conteniéndose (porque iba sobrado) para intentar darme confianza. Ahora me tocaba a mí devolverle su generosidad.

Fran sacó fuerzas de sus entrañas y con nuestro apoyo y el de unas calles abarrotadas de gente animando venció al maratón. Me quedo con la entrada en meta abrazados los tres. El tiempo fue lo de menos, lo fundamental es que vencimos a las adversidades uniendo nuestras fuerzas.

¡Espíritu CARMA!

En los agradecimientos, los habituales: la familia, el míster y los compañeros de rodaje, especialmente a Maikel Patino, un tipo generoso donde los haya y que compartió no solo parte de la preparación sino que prefirió sacrificar un sub 3 a costa de compartir la carrera.

Volviendo a casa

Gracias a mis nécoras por tantas muestras de ánimo y gracias a nuestro patrocinador El Trigal por su apoyo.

Ahora a coger fuerzas que ¡me espera Tokio!

 

 

 

 

101 km de Barcelos

por Ramiro

Fai case un ano, cando Ivan entrou en meta na edición 2018, comentaronlle a posibilidade de que a proba no 2019 tivera 100kms, e sin dudalo dixenme que se asi era, ese era o obxetivo do ano: o meu avó, por parte de pai, era de Barcelos

Asi foi como me encontrei a 23h da noite do 16 de novembro en Barcelos, coa mellor compañía que podía imaxinar: Jorge, Alfonso, Cesar e Millara, botamos de menos a Ivan que se perdeu a cita por lesión.

Como resumir 19 horas e 58 minutos?, mui complicado, muitas sensacions, muito sufrimento e muita alegría

A noite era desagradable: chuva e nevoa, non facia muito frio, gracias a ausencia de vento, as bromas e os chistes ían acompañando os kilómetros, os compañeiros sempre preocupados de que eu non quedase descolgado do grupo.

Momento triste co abandono do compañeiro Millara por problema estomacales

Hasta aproximadamente o km70 iamos os 4 xuntos, ainda que eu insistían en que continuaran eles, pois estaba a pasar malos momentos e dudas con respecto o meu rendimento; nunca podrei agradecerlles o que fixeron por min, Cesar e Jorge continuaron xuntos, e Alfonso quedou conmigo, de ahi ate meta xuntos.

Problemas de cuádriceps, e dor na rodilla esquerda, impedianme trotar con comodidade; renqueante, e animado por Alfonso, íamos o trote, donde se podía, e a camiñar nas subidas, ate que o final dunha subida paro pra quitarme pedras das zapas, e recordome dun ibuprofeno que levo na mochila, tomoo e tamen un gel con cafeína, pouco a pouco voume olvidando da dor de rodilla que me impedia baixar con comodidade, os trotes xa se ían facendo mais largos

A cada hora que pasaba facia cálculos de tempo e distancia que nos quedaba: 5 km/h da para chegar, pensaba eu, cando apareceron unhas subidiñas de carallo, e ahí pensei que xa era imposible chegar nas 20h, pero eu non ía desistir, ainda que fora en 21h, tiña que chegar.

As molestias xa non facian acto de presencia, e seguiamos descontando kms e tempo, o que antes parecía imposible, volveu tornarse posible, e aferremei a esa posibilidade, Alfonso seguia animándome e decindo que chegavamos en tempo; os últimos kilómetros eran de dalo todo, nin a lama nos paraba, aqueles kilómetros vendo as luces de Barcelos o fondo facianse interminables, a emoción nos meus ollos non deixaba que a miña voz pudera agradecelle a Alfonso o seu apoio, ate que a recta de meta se asomou a miña frente, un grito saeume do mais adentro, e outro mais a escasos metros, deixome cair de rodillas na alfombra de meta, bico o chan e levanto os brazos o ceo, sei que meu pai esta ali, o meu avo, o cal non chegeui coñecer, tiña cumprido o obxetivo: rematar unha proba de 100kms, nun lugar especial: Barcelos, non podía ser noutro sitio

Gracias a Millara por estar esperandonos e rexistrar o momento, abrazos o compañeiro Alfonso, chamada a Pili: case non podíamos falar, os dous a chorar.

O reencontró cos compañeiros Cesar e Jorge, que xa tiñan rematado en 19h e 32min, cear bacalhau, brindar con Superbock, e volta pra casa

Sen duda esta carreira e para Pili, a cal sufriu dende a distancia, apoioume e confiou en min, aparte de aturarme todolos días, e para a miña filla Andrea a cal tamen, na distancia, estaba pendente de min.

Ledechem Trail Amigos da Montanha 101k

Por César

Despois de uns anos de apredizaxe, e de acumular experiencia en carreiras curtas, e  outras máis longas, para este ano 2019 reservara o meu estreno, e punto final, na distancia entorno ós 100 kilómetros. O trail que organiza o clube Amigos da Montanha en Barcelos, presentábase como a ocasión ideal, por ser unha carreira “amable”, na que se pode avanzar máis fácilmente que en outras probas de mayor dificultade técnica.Así pois, para Barcelos marchamos Míllara, Alfonso, Jorge, Ramiro e máis eu, na tarde noite do sábado. Saímos ás once da noite, hora local, con choiva lixeira e algo de fresco. O ritmo de saída sorprendeunos. xa que en douscentos metros xa nos quedamos rezagados, e prácticamente derradeiros da carreira, pero tiñamos claro que o ritmo habiámolo marcar nós, e que moitos dos que ían por diante, acabarían caendo no transcurso da proba. A carreira comparte o percorrido do ultra de 69 kilómetros, que xa fixera o ano anterior, polo que o coñecía bastante ben, e engadía un bucle de 32 kilómetros, aproximadamente para completa-la distancia, pasando un par de veces polos mesmos camiños, aínda que en sentido inverso. Xa que logo, tiñamos por diante moitas subidas, aínda que de escasa lonxitude, algunhas con bastante pendiente, e baixadas nas que se podía recuperar tempo e mesmo disfrutar. O terreo non tiña moita tecnicidade, según eu lembraba, pero este ano cambiaban un par de aspectos: a distancia, e a fatiga acumulada por pasar toda a noite esperto; e a climatoloxía, xa que a choiva non nos dou tregua ata o mediodía, e o frío que nos acompañou en boa parte do percorrido. Así pois, a lama, a pedra esbaradiza, os camiños inundados, fixeron que en motias partes o ritmo de avance fose menor do esperado, e as dificultades para manterse en pe estivesen á orde do día en moitas ocasións.

A noite fíxose dura por mor da choiva e do frío, e porque mirar durante oito horas coa luz dun frontal non é moi sano para o cerebro. Tampoco axudou que os avituallamentos estivesen moi espallados entre sí, nin que ó chegar a eles, apenas quedase algo quente que meterlle ó corpo. Quizáis esa foi unha das causas que provocou o abandono de Míllara, que decidiu non continuar, e se quedou no kilómetro 48. Os demáis seguimos avanzando, xa coa luz do día, para chegar á base de vida na que poñer roupa seca, toda unha gozada despois de case que once horas de molladura. No seguinte tramo de carreira, Ramiro non conseguiu atoparse cómodo, e no seguinte avituallamento, logo de tomar sopa e bifana para recuperar forzas, e algún a súa cervexa negra para o espírito, separámonos, por un lado, Jorge e máis eu, que saímos antes, e Alfonso e Ramiro, que virían por detrás.

Nós arrancamos con forza, na subida ó monte do Emigrante, no que fixemos escalada mais que carreira. Logo atopamos un tramo no que puidemos correr un bo anaco, e recuperar tempo, que falta nos había de facer para non chegar fora de control á meta. Logo do seguinte avituallamento, no que este ano non había hamburguesa (moi mal non avisar de esta circunstancia no regulamento), comeza o tramo máis duro, ó meu entender, polos kilómetros xa acumulados, e porque tocan dúas subidas consecutivas, enlazadas por unha baixada curta, na que non da tempo a recuperarse do primeiro esforzo. Ademáis, o derradeiro cortalumes e moi vertical, e hai que chegar con bo espírito a él para non flaquear. Sorte que non ten moita lonxitude, e que una vez rematado, xa se chega a capela que coroa o monte. Dende alí afróntase unha longa baixada, bastante técnica o principio, que logo suaviza, e permite correr, a pesares da cantidade de auga e de pedra que nos atopamos.  Aquí xa tiñamos claro que habiamos entrar en tempo, pero a intención era a de chegar canto antes á meta, polo que seguimos empuxando. Teño que dicir que, de non estar Jorge alí, o meu ritmo sería moito menor, pero, gracias ó seu empuxe, conseguín apretar case que ata o final. Porque, unha vez que chegamos ó casco urbano de Barcelos, xa non tiña máis de onde sacar forzas, e fixemos esta parte con máis calma, para conseguir entrar en meta logo de 19 horas e 22 minutos, onde nos agardaba Fernando, aburrido de tantas horas alí tirado. Sinto non poder chegar antes 😊.

Marchamos para a ducha, para que non nos collera o frío, e a alegría veu ó saír da mesma, coa chegada de Ramiro e Alfonso, que conseguirán entrar en meta dentro do tempo máximo establecido. Se duro foi para min, que me atopei ben durante todo o camiño, máis duro tivo que ser para Ramiro, que se soubo sobrepoñer ós malos momentos, para acadar o seu obxectivo.

En resumo, unha fin de semana que lembrarei con cariño no futuro, da que seguro que sacarei moitas conclusións positivas, e que me axudará a superar malos momentos que virán, tanto no mundo das carreiras, coma no mundo real.

Un placer compartir kilómetros con vós, compañeiros.

 

MIUT – Madeira Island Ultra Trail (27 abril 2019)

MIUT 115K 7200 D+

27 ABRIL 2019

por Quini

 

https://www.miutmadeira.com/es/

 

No se me da muy bien esto de contar historias pero bueno la ocasión lo merece.

 

Todo empezó en el verano del año pasado cuando sobre mi cabeza rondaba la idea de en el 2019 participar en una de esas pruebas épicas donde van los “PROs” y vivir en primera persona ese ambiente que tanto había visto en videos.

La primera opción siempre había sido la Transvulcania, a la familia le gustaba la idea, nunca habíamos estado en la Palma y en principio parecía bastante asumible y con un ambientazo de lo mejor. Finalmente fue descartada porque llegar a la Palma es toda una odisea desde Vigo, muchas horas de viaje para ir con la niña.

Siguiente opción fue la Tenerife Blue Trail, subir y bajar al techo de España sonaba muy bien. Ya habíamos estado en Tenerife pero para ir con la niña estaba bien, aparte que también iba un buen número de Nécoras, y en una carrera así se agradece la compañía. Tras darle vueltas la descartamos por las fechas, cogemos vacaciones en Julio y coger días también en Junio no nos venía nada bien.

Finalmente viendo el calendario de carreras apareció la MIUT, aunque ya habíamos estado en Madeira y nos gusta conocer sitios nuevos, por fechas nos cuadraba bien y es una isla a la que se llega muy fácil vía O Porto.

Decidido, nos vamos a Madeira!!!, distancia Ultra 85k con 4700 D+, nunca había llegado a esa distancia pero sí a ese desnivel en el GTPE, en principio era asumible….a empezar a entrenar!!!.Llega el día de las inscripciones, había que estar el loro por que ya me habían dicho que volaban, abren inscripciones mientras estaba en el trabajo y nada mas llegar a casa me voy directo al ordenador… google….MIUT…..Ultra 85k…… !!!!INSCRIPCIONES AGOTADAS!!!!!! En dos horas habían volado los 500 dorsales!!!!!….. le pego un grito a Ana que estaba en la cocina: “YA NO HAY DORSALES!!!!!! Y AHORA QUE HACEMOS????” “vete al marathon” me dice, ir hasta Madeira para correr un maratón que es casi todo en bajada, NO. Dándole vueltas veo que aún quedan dorsales para MIUT así que le digo: “me anoto a las de 115K con seguro de cancelación y también como reserva a la de 85K y si queda algún dorsal libre cancelamos la inscripción de 115K y vamos al 85K”. Internamente ya sabía que al final no cancelaría. A la semana me envían un correo para avisarme de que tenía un dorsal para el 85K, me lo pienso durante 30 segundos y le se lo comento a Ana “vamos a por la MIUT de verdad”. La idea de hacer o intentar hacer algo así era muy atractiva 115K y 7200 D+, ya me adentraba en lo desconocido y a Ana no le hacía mucha gracia, mas con lo cabezón que soy, cuando me pongo un objetivo voy a por todas.

Pues nada tocaba entrenar sin saber bien como, lees algo de aquí, algo de allá y te imprimes planes de entrenamiento que al final acaban en la basura, así que a mi manera, a mi aire fui creándome unas rutinas pero siempre disfrutando y también a veces sufriendo, claro está. Con el paso del tiempo en las carreras en las que participaba notaba una mejoría notable en mi rendimiento, parecía que íbamos por buen camino.

Todo iba rodado hasta que cuando faltaban algo menos de 20 días un esguince bastante feo, de grado 3 según el ecógrafo (yo lo dudo), en el Ultra Geira Romana me dejo fuera de combate, llamo a Ana mientras estaba esperando a que me sacaran del monte y sólo tenía ganas de llorar….. “no puede ser, después de tanto trabajo….” Estaba bastante hundido. Llamo de inmediato al seguro y para el hospital.

Estoy una semana en casa de baja con hielo, antiinflamatorios…. volviéndome loco buscando información en Google “como curar un esguince rápido” “cuanto tarda en curar un esguince?”

Pido el alta para volver al trabajo y para poder volver a entrenar, al ansia por llegar bien a la carrera podía conmigo.

Que razón tenía Ivan (Capi) cuando me decía: “ahora tu eres tu peor enemigo”. En cuanto tuve la oportunidad salí a correr y la lié bien, el tobillo se iba recuperando bien hasta ese día, otra vez el tobillo super inflamado y sólo con pisar ya me dolía, cada vez veía mas lejos la MIUT.

Me propuse no correr hasta un día antes de la carrera, era arriesgado pero tenía que ser así para llegar lo mejor posible.

Durante este tiempo, fisio, ejercicios de fortalecimiento, flexibilidad, propiocepción, bici, hielo, alimentación…. como un robot, por la mañana, al mediodía y por la noche, estaba haciendo todo lo que estaba en mi mano para llegar lo mejor posible.

Un día antes de salir hacia Madeira tenía cita con el doctor y con el fisio, el doctor sólo le faltó decirme que me tenían que amputar el pié, …esto está curando mal, lo tienes aún muy inflamado, se esta quedando rígido… me dejó bastante tocado mentalmente. A la tarde tenía con el fisio y todo fue diferente, me dijo todo lo contrario, aunque aún estaba inflamado tenía buena estabilidad y fuerza en el tobillo, era justo lo que necesitaba oír. Ese día aún cojeaba, yo me mentalizaba y me esforzaba por no hacerlo, me decía a mí mismo “todo está bien, es un vicio, es todo de cabeza”.

 

Llegó el día de marchar a Madeira, tempranito a las 5am en pié, ese día deje de cojear, los nervios, las prisas y una caída muy fea que tuvo Ana con Daniela en el aeropuerto mientras la llevaba en el colo y en la que se golpeo muy fuerte la cabeza hicieron que me olvidara de todo, que reseteara y empecé a caminar bien.

A todo esto Ana llevaba varios días con dolor de garganta y con fiebre aunque parecía que ya le iba remitiendo, esto no tendría mas importancia si no fuera porque ya en el avión empece a notar algo en la garganta.

Ya en Madeira tuvimos dos días de turismo antes de la salida, el primer día fuimos a caminar por una pequeña ruta en Punta de San Lorenzoy me lance a trotar un poco por terreno irregular, muy muy inseguro, tenia que cambiar el chip, estaba todo en mi cabeza pero ya no había más tiempo, faltaba un día para la salida. La garganta me dolía un poco más.

Al día siguiente me desperté hecho una mierda, me dolía todo el cuerpo, incluso al beber el dolor era insoportable. Fuimos a hacer un poco de turismo por Funchal pero mi cabeza estaba en otro sitio, “no puede ser lo que me está pasando”, “que voy a hacer”, sólo faltaban 12 horas para la salida. Ana me decía que no podía correr en esas condiciones, me preguntaba “que vas a hacer?”, “que quieres hacer?”, “ya volveremos otro año”, yo no contestaba nada, no quería hablar del tema.

Volvemos al apartamento para comer, en mi mente sólo tenía en la cabeza comer lo que malamente pudiera y meterme en cama hasta que hubiera que salir hacia los autobuses.

Estoy en cama 4 horas con fiebre y escalofríos, apenas duermo nada, llevaba varios días descansando mucho menos de lo normal.

Cuando suena la alarma me levanto igual de mal que hace 4 horas, me siento en la cama, Ana me escucha y se sienta a mi lado, yo me pongo a llorar de la desesperación y de la impotencia. Me repite que no pasa nada, que para el año volvemos…. Parecía que todo eran señales para que no estuviera en la linea de salida.

Cogí el teléfono y escribí en el wasap del equipo para decirles como estaba, internamente buscaba algún consejo, o mas bien que alguien me dijera algo sensato como “lo primero es la salud” “no merece la pena arriesgarse” “hay mas carreras”….. las respuestas no tardaron y fueron totalmente opuestas a lo que yo inconscientemente quería escuchar: “animo tu puedes” “de perdidos al río” “unos ibuprofenos y listo”….etc.

Pues eso hice, me levante y le dije a Ana “vamos”, ella me repetía que podíamos volver para el año, y yo le decía “ya, ya lo sé pero vamos”. Lógicamente Ana tenía miedo de que me pasara algo, mi estado no era el más indicado para afrontar una prueba de estas características, había dejado de entrenar completamente, el tobillo estaba como estaba y ahora enfermo.

No estaba en absoluto nervioso, estaba como que todo me daba igual, no sabía si el tobillo iba a aguantar la primera bajada o si la fiebre me iba a dejar fuera de combate en la primera subida. Así con este panorama nos equipamos y vamos hacia los autobuses, Ana me repetía “si estás mal retírate, ya volveremos” yo le decía “yaaaaa, no te preocupes”.

Me despido de Daniela y Ana y me subo al autobus, son las 21.30. Por la ventana veo a Daniela, “papi, papi….” Después Ana me diría que estuvo llorando hasta llegar al apartamento, que no quería que me fuera (otra señal para que no tomara la salida?)

Mientras íbamos hacia Porto Moniz se me pasaron muchas cosas por la cabeza…. Y si el autobús va a tener un accidente y todo eran señales para que no me montara en él?? Jejeje cosas de la fiebre.

Tardamos algo mas de 1 hora en llegar a Porto Moniz, al bajar del bus hacía una viento infernal, rápido me puse la chaqueta y me resguardé junto con otros corredores.

Faltaba hora y media para la salida, miraba a un lado y a otro buscando alguna cara conocida o algún español pero no había nadie con quién poder cruzar unas palabras, más de 1000 corredores de 48 nacionalidades diferentes contaba la organización. Me tomo un plátano, algo de agua y un Ibuprofeno.

Pasan los minutos y llega el momento, faltaban 30 minutos para la salida, nos piden que pasemos el control de salida, ya estoy dentro, el ambiente es espectacular, miles de personas, corredores y gente animando alrededor, esto es lo que venía buscando. Después de todo estoy en la salida de la mismísima MIUT!! Aunque soy consciente de que terminarla va a ser casi imposible, me propongo disfrutar hasta donde el cuerpo aguante.

Ahora si, es el momento, comienza la cuenta atrás… cinq, four, tres, dous, un…..

Pasan unos segundos hasta que la masa de corredores se mueve y podemos empezar a correr. La salida es en llano al lado del mar y por asfalto, eso hace que me moleste el tobillo y empiezo cojeando un poco, me concentro en correr con naturalidad.

No pasan ni 500m cuando giramos una calle y nos topamos con una rampa imponente, la estampa era impresionante, la gente gritaba y aplaudía, cientos y cientos de corredores subiendo iluminando el camino con las luces traseras. Durante la subida ya empecé a correr correctamente y no volvería a cojear.

Primer objetivo, a priori el más complicado por el tiempo de corte, no podía dormirme en los laureles, 14.5km con 1495 D+, con un km vertical entre medias y un tiempo de corte de 3h15’. El primer repecho son 400m de subida en 3km, no esta mal para entrar en calor, tengo buenas sensaciones. Después llega la primera bajada y el primer atasco, bajamos casi todo el sendero caminando, era muy empinado y se vé que la gente no quería arriesgar, a mi me vino muy bien para no empezar a darle caña al tobillo tan pronto.

Al terminar la bajada entramos en un pueblo abarrotado de gente gritando, se amontonaban detrás de las vallas para verte pasar, animar y chocarte la mano, estaba en la gloria, lo que tanto había visto en la tele lo estaba viviendo en primera persona. Desde ese mismo pueblo podía verse como el resto de corredores iluminaban con su frontal el sendero en zig zag por el que habíamos bajado unos minutos antes, una imagen preciosa.

Después del subidón venia algo serio, un km vertical hasta el primer avituallamiento. Nos ponemos a ello, siguiendo a los corredores que llevaba delante vamos subiendo a un ritmo bastante cómodo y el tiempo empeora conforme vamos ganando altura, frío, mucho aire y una niebla muy cerrada que junto con la luz del frontal creaba un efecto que apenas te permitía ver unos 3 metros por delante.

Llegamos al primer avituallamiento con 30 min sobre el tiempo de corte y me encontraba bastante bien, estaba disfrutando de la carrera, le mando un wasap a Ana para contarle como me encuentro “todo ok, me duele la garganta pero me encuentro bien, fuerte y con ganas, y el tobillo va bien”.

Me tomo mi tiempo en el avituallamiento y salimos hacia el siguiente, Chao da Ribeira, 7.2km de los cuales 5km son en bajada, sobre el papel en casa pintaba bien, pero nada mas lejos de la realidad, sólo había prestado atención a los desniveles positivos, entonces te das cuenta que bajar mas de 800m en 5km te puede llevar tanto como subirlos y más si bajas por “escaleras” (troncos resbaladizos mal colocados en muchos casos).

El 90% de las bajadas y el 70% de las subidas serían por escaleras en la MIUT.

Pues bien, lección aprendida, hay que tener en cuenta los desniveles positivos y también negativos.

Llegamos al segundo avituallamiento, descansamos, y con calma salimos hacia Estanquinhos 10.8K con 1350 D+ con otro km vertical vitaminado.

A partir de este punto me empecé a creer que realmente podía terminar la carrera, era el 2º km vertical y me encontraba fresco y muy fuerte, había encontrado mi propio ritmo y no paraba de adelantar a corredores. Llegando a la cima a Estanquinhos empieza a salir el sol sobre el mar de nubes lo que me dio todavía mas motivación y un subidón de energía, la imagen era impresionante.

Ya en el tercer avituallamiento me lo tomo con calma, gran parte de la gente que pasé subiendo apenas ni para, yo, wasapeo con Ana y le digo básicamente que estoy como una moto, contento y motivado a tope y muy fuerte, que no paro de adelantar a gente que se ha recorrido medio mundo para estar en la MIUT.

Con el subidón de la salida del Sol me pongo el mp3 y a bajar hasta el siguiente punto, Rosario, 8,3Km con algo mas de 1000m negativos, ahora mi objetivo era llegar hasta la base de vida que estaba dos avituallamientos mas adelante a unos 22kms, donde me esperaba Ana y Daniela. Por medio se encontraba el avituallamiento de Encumeada en el km47 donde me pare un buen rato ya que había comida de la buena y el cuerpo ya empezaba a rechazar algunas barritas. Arroz con carne, un caldo, algo de dulce… rellenando los depósitos. Me llamó la atención una zona habilitada con colchones para echarse una cabezadita.

Después de comer nos ponemos la música y salimos hacia Curral das Freiras a 14km, como todo el recorrido, una zona espectacular, con sus montañas imponentes, vegetación tropical, cascadas… y todo acompañado de un día espectacular.

Llegamos a Curral das Freiras, llevaba ya en las piernas 61 kms con 4475 D+ otros tantos de bajar escaleras y 14 horas en carrera. Ana y Daniela me estaban esperando, unos mimos nunca vienen mal después de tantas horas sólo en la montaña. Ana se asombra de la buena cara que traigo, yo le digo que me encuentro muy bien, que lo estoy disfrutando. Cojo la bolsa de cambio y mientras hablamos un poco voy cargando la mochila, pilas, geles, barritas, sales, etc… También me lavo los dientes, me aseo un poco y me pongo ropa limpia para resetear un poco el cuerpo y la cabeza, muchos corredores incluso se duchaba y echaba una cabezadita. Yo Llevaba también calcetines y zapatillas de cambio pero los pies preferí no tocarlos, si algo está funcionando bien mejor dejarlo como está.

Todo listo, me despido de la familia y salimos, pero antes control de material, me revisan movil, chaqueta y softflash. Para este tramo había metido en la mochila un soft a mayores de 500ml porque sabía que posiblemente un litro de agua iría muy justo.

El tramo que venía ahora a priori era el más complicado de la carrera, 10.5km con 1320 D+ bajo un Sol abrasador. Antes de salir hacia Madeira mientras planificaba la carrera veía que si terminaba en buenas condiciones este sector la carrera estaba hecha (error!!!!).

Bueno empezamos la subida con otro km vertical vitaminado de por medio, subida dura y con el sol que hacía más aunque yo mantenía mi ritmo mientras iba recogiendo cadáveres, a una hora aproximadamente de llegar me quedaba un softflash completo y un poco de otro, un portugués me pide agua, sólo llevaba isotónico y necesitaba refrescarse la boca, como soy bueno le doy agua pero controlando cuantos mililitros me consumía, jeje.

4 horas clavadas me llevaría llegar de Curral das Freiras a Pico Ruivo este seria uno de los sectores en los que más corredores adelantaría, 64. En el avituallamiento mientras reponía el agua y comía algo pensaba “Bien!!!, lo conseguimos!!!, llegamos enteros a Pico Ruivo, ya está todo hecho” que ingenuo

Siguiente objetivo, Chao da Lagoa, gran parte de este sector transcurría por la ruta que une Pico Ruivo con Pico Areeiro, un sendero espectacular que ya había recorrido con Ana hace unos 5 años. El camino, estrecho, está excavado en la roca en su mayor parte, pasando por varios túneles y tramos muy expuestos, aunque protegidos, el sendero está plagado de escaleras sobre todo en su parte final llegando a Pico Areeiro donde se asciende por la famosa cresta donde todo el mundo se saca la típica foto. En este tramo se veía como muchos iban ya cascadillos, no corrían ni en llano y muchos ni te dejaban pasar.

Legamos a Chao da Lagoa a las 20:49, ahora si que no quedaba nada, “sólo” 34,8km con 710 D+, que ingenuo, Madeira aún tenía reservadas un par de sorpresas.

Salimos hacia el siguiente avituallamiento dispuestos a afrontar la segunda noche, el perfil decía 9,5km con 570 D+ y 660 D-. La primera sorpresa vino en forma de bajada infernal, 600m de desnivel en poco mas de 3km por un sendero hecho a base de troncos, piedras y barro, y de noche. La siguiente sorpresa, los 570m positivos del sector estaban concentrados en una sola subida de unos 3kms, en su mayor parte por “amagos de escaleras”.

Ya cerca del avituallamiento la cabeza se me iba un poco, empezaba a irme para los lados, me estaba quedando sin combustible, no me entraban barritas y quería guardar los geles que me quedaban para el final, sabía que estaba cerca del avituallamiento pero preferí no arriesgar y me tome uno de los dos geles que me quedaban y al poco rato llegamos al avituallamiento.

Ahora si, estaba casi hecho, quedaban unos 20km sin mucha complicación, repuse fuerzas y salí con ganas de darle zapatilla cuando se pudiera, ya no quedaba nada que subir y en principio nada muy complicado de bajar, sólo escaleras y llanear.

Llegamos a Portela y salimos hacia el último avituallamiento, Larano, pasamos por un camino excavado en la roca de un acantilado que habían iluminado para nosotros, una imagen muy bonita. Ya se escuchaba el mar. Tenía ansias por llegar, quería correr pero el resto de corredores no estaba por la labor, se formaban pequeños grupos que adelantaba como podía pero al momento otra grupeta me cerraba el paso, los últimos kilometros transcurrían por caminos muy estrechos y por levadas muy expuestas sin protección. Llegó un momento en el que me estaba quedando como dormido siguiendo el caminar del corredor que iba delante mía, en cuanto tuve la ocasión los adelante y durante unos 5kms pude correr hasta llegar a meta.

Las lagrimas ya querían salir, no me lo podía creer, finisher del Madeira Island Ultra Trail, después de todo lo que había pasado lo había conseguido, y todo conseguido por mi mismo, con mis rutinas, mis entrenos, mis madrugones, mis cuestas en la Guía, mis domingos por el Gallerio…. Y lo más importante es que lo disfruté y lo pasé como un niño de principio a fin.

Posición: 534º

Tiempo: 29:53:06

 

 

Como dato curioso mi alimentación durante la carrera consistió en:

-Dos platos de arroz con carne picada

-Tres tazas de caldo con pollo

-Bizcocho

-Patatillas

-Pan con jamón, tomate y queso

-Cacahuetes

-Platano

-Naranja

-agua, unos 10l. calculo

-agua con gas

-pepsi-cola

-27 pastillas de sales, dos de ellas con cafeína

-7 geles, dos de ellos con cafeína

-10 barritas

 

 

 

MiM Penyagolosa Trails (13 – abril – 2019)

Por César

Carreira de 60 km – 3.300 mt desnivel positivo. Con 1510 inscritos, 1296 finalizados, e que rematei no posto 611.

 

A viaxe a Castellón arrincou o mércores, con máis dúbidas que certezas. Logo dunha boa tempada de adestramentos, problemas nos derradeiros días, fixeron que saíra de Vigo sen telas todas conmigo.

Camiño a Castellón, fixemos parada en Valencia, xa que, as viaxes en familia, requiren sempre dalgún sacrificio 🙂 ). Coa visita ó acuario e máis ó museo das ciencias, din por rematado o período de adestramentos, co que foi, seguramente, o máis duro de todos.

O venres, xa en Castellón, paseo pola cidade, recollida de dorsal e volta para o hotel, que o sábado tocaba madrugar.

Ás cinco da mañá saio do hotel camiño das pistas de atletismo da Universidade Jaume I, onde terá lugar a saída. Vou camiñando, pois son un par de kilómetros, e así vou entrando en calor. Cando chego, fago uns poucos estiramentos, e paso o control de entrada. Somos case que 1.500 corredores, e hai que coller sitio.

Saída ás seis en punto da mañá, facendo media pista de atletismo, para saír ata a estrada, por onde facemos un par de kilómetros. Aproveito para ir gañando posicións, porque sei que, en canto cheguemos á pista, e logo á senda, vai a haber retencións. Así foi. Non hai sitio máis que para unha ou dúas persoas no mesmo camiño, polo que, subindo e baixando, camiñamos todos coma se fósemos en procesión. Chegando ó primeiro avituallamento, no kilómetro 8, en Borriol, xa podemos comezar a trotar. Unha vez alí, gardo o frontal , que xa non fará falla no resto do día, e collo os bastóns para encarar a primeira subida importante do día. Neste tramo vexo coma asoma Lorenzo por detrás co castelo de Borriol, situado no alto dunha loma, e aínda que a estampa ben merece unha foto, prefiro centrarme en avanzar, e non saca-lo móbil, de momento. O terreo, que nos acompañará no resto do día é árido, seco, e cheo de rochas e pedras soltas. Completado o ascenso, entramos nunha zona de pequenos sube e Baixa, rodeados de almendros, figueiras e olivos. O terreo é corrible, e aínda imos frescos, polo que o ritmo é vivo, quizáis demasiado, pero pode máis o corazón que a cabeza. Por aquí xa empezo a darme conta que, moitos corredores non son precisamente áxiles descendendo, e teñen moitos atrancos por mor da complexidade do terreo. Como vexo que podo gañar tempo, tírome en tódalas baixadas, e vou gañando posición. Creo que nunca adiantei a tanta xente baixando, a pesar de non ser un dos meus puntos fortes (se é que teño algún).

Despois de pasar por debaixo dunha pequena ponte, entramos nun bosque de piñeiros, que atravesamos por unha senda con máis terra que pedras, e que nos leva ata o segundo avituallamento. Logo de recargar combustible, párome a poñer un apósito, que levo unha zapatilla rozándome no talón esquerdo, e máis vale previr. Quedan dous tercios de carreira, e prefiro non arriscar.

Collemos un tramo de baixada que desemboca nun cauce de río completamente seco, e cheo de cantos rodados de tamaño considerable. Miro ó meu redor, intentando localizar algún cadáver de animal, ou voitres axexando no ceo, pero non vexo nada. ¡Menos mal! O camiño continúa durante un tramo pola beira deste curso seco, ata que voltamos a ascender un par de cotas, curtas pero exixentes, e logo unha terceira, pola que chegamos a Les Useres, terceiro avituallamento, onde nos recibe unha morea de público que non deixa de dar folgos. ¡Unha gozada! Bocata de atún con aceitunas, cambio de calcetíns para aliviar os pés, e seguimos camiño.

Comeza un tramo longo de subida, pero máis tendida que as anteriores, que se adapta mellor ás miñas pernas. O sol comeza a apretar, pero aínda se leva ben. Cambio o buff pola gorra, volvo a botar man dos bastóns, que xa non abandonarei ata os tres kilómetros finais, e collo ritmo. Chegado ó alto, volvo a divisar a cima do Penyagolosa. Dende aquí aínda non intimida. Estamos no kilómetro 36 de carreira. Un pouco máis adiante atopamos un punto de abastecemento de auga fresca, con música tecno a todo volumen, e «ducha» de auga fría para refrescarse, cousa que se agradece. Logo, novo descenso coma cabras, saltando de pedra en pedra, e adiantando corredores.

A Chegada ó cuarto avituallamento e, coma en tódolos demáis do día, costa arriba. ¡Qué manía teñen nesta zona de construir os pobos no alto de outeiros! Trátase dun pequeno santuario, novamente cheo de público, onde degusto unha empanada de espinacas que está de vicio, ademáis de dulces e…centrado como estou na comida, esquézome de botar crema do sol e cambiarme a camiseta, coma tiña pensado.

Dende aquí se inicia, dende o meu punto de vista, a subida máis dura da carreira. Polo desnivel, pola lonxitude pero, sobre todo, polo sol e a calor que pega con ganas. Dende o alto, unha voz «anima» ós corredores sen parar: ¡A calor non é máis ca un estado mental!; ¡Non se pensa, só se anda!… e así ata facer cume, onde esa mesma voz me informa que o camiño chámase o camiño do rei. Unha desas subidas que algúnha noite me asaltará nalgún pesadelo. Continuamos por un tramo máis ou menos corrible, onde atopamos un novo punto de abastecemento, con auga fresca. Non sei como facían para refrixera-la auga, porque non tiñan ningún xerador de corriente, e co sol que ía, a min semellábame unha misión imposible.

Tres ou catro kilómetros despois acadamos o derradeira avituallamento do día, en Xodos (Chodos según din eles). Uns voluntarios están a beber Estrella Galicia, pero non hai para os corredores, alomenos, ata chegar á meta. Só quedan dez kilómetros, e a derradeira ascensión. Chamo a Almudena para avisala de que todo vai ben, e mentalízome para tentar coller un ritmo cómodo, que me permita subir sen reventar. Éste é un dos tramos máis bonitos da carreira, xa que ascendemos por un bosque de piñeiros, resgardados do sol e con fresco. A vexetación aumenta, e aínda que segue habendo pedras, son menos numerosas que ata o de agora. Para a miña sorpresa, vou adiantando corredores, cousa non habitual en min. Esta circunstancia dame novos folgos, e fago o tramo final desta subida con máis enerxía. Collemos un camiño favorable polo que me atrevo a trotar, a pesares que as pernas xa están cascadas, pero como xa casi non queda…¡Merda! Outra vez costa arriba. E eu que xa pensaba que non había máis. É unha pequena subida, pero con bastante desnivel, alomenos para min.

Pasamo polo derradeiro punto de abastecemento de auga, e control de tempo. Non pero, porque aínda levo auga nos bidóns, e xa se cheira á línea de meta. Un novo descenso, por unha senda ancha, que remata estreitándose e enchéndose novamente de rochas soltas. Dou caza a un par de corredores a dous kilómetros de meta e, como levo algúns dedos magullados, prefiro non forzar, e déixome ir detrás deles ata a meta. Moreas de xente animando, e a satisfacción do deber cumprido. Os meus cálculos eran facer arredor das dez horas de carreira, se todo saía ben, e foron doce minutos máis, que, logo das miñas dúbidas iniciais, soubéronme a gloria.

 

Xa en meta, diríxome ás duchas, situadas nunhas casetas portátiles, e levo a grata sorpresa de que, aínda abrindo únicamente a billa da auga fría, sae quente.¡Unha gozada! Para rematar, masaxe e comida: caldo de verduras, de carne, paella, bocadillo de tortilla, biscoitos de varios tipos…non me pesei, pero seguro que gañei algún kilo co paso dos avituallamentos e a comida final. O malo, que o karma (e non o Carma) ten estas cousas, a viaxe de regreso a Castellón no autobús, por unha estrada de montaña chea de curvas que, con tanta comida, fixeron que se me revolvese o estómago, e cheguei á parada final, no centro da cidade, mareado coma un pato. Menos mal que me agardaba a familia para facerse cargo de min.

 

En resumo, unha bonita experiencia, aproveitando os días para coñecer lugares novos, e vendo como se organiza unha carreira de nivel internacional. Non é que sexan mellores ou peores que outras por ese motivo, pero sí que se nota que teñen moito traballo detrás para que non falte de nada en ningún sitio, para que te sintas seguro en todo momento, e non te teñas que preocupar máis que de face-la túa carreira. E iso non é doado, con máis de dous mil corredores espallados polo monte. Se che gustan as pedras e rochas, non che importa correr por un terro árido, sen máis gota de auga que a que atopes nos avituallamentos, e tes medo a correr só polo monte, esta é unha carreira ideal para ti, xa que non hai un só momento no que te quedes a solas contigo mesmo.